Los lectores habituales ya conocen que en este blog entre artículo y artículo sobre cuestiones sociales, políticas, históricas o jurídicas, meto algún diorama o serie de fotografías a modo de diorama. Hoy toca una romántica egipcia/romana, ficticia por supuesto, pero basada en la relación sentimental que hubo entre Julio César y Cleopatra.
La Historia nos cuenta que Julio César y Cleopatra, última reina de Egipto, fueron amantes. Fruto de su amor nació un hijo que sería conocido como Cesarión.
En este diorama, o mejor dicho serie de fotografías, el esclavo Peluco nos cuenta como fue el romance, pues él asegura que fue testigo privilegiado del principal encuentro. Vamos a verlo.
Peluco es el esclavo que aparece en esta fotografía tomada en el
palacio de Alejandría,
Julio César, hombre muy discreto, le encargó a Peluco que organizara
un encuentro con Cleopatra a la orilla del Nilo.
El esclavo se puso manos a la obra y buscó la localización
más apropiada.
Tras recorrer la ribera del caudaloso Nilo
encontró el lugar apropiado.
Este fue el punto de encuentro de los dos amantes.
Previamente Peluco se aseguró de que el lugar
estuviese convenientemente alejado de miradas indiscretas.
Decididamente este era el lugar más adecuado
para el encuentro de los dos líderes y amantes.
La gran reina Cleopatra esperaba al romano entre los árboles
de la orilla.
Julio César pronto declaró sus sentimientos por la reina egipcia.
Peluco cumplía con sus obligaciones de esclavo
Los sentimientos de ambos mandatarios eran recíprocos.
De vuelta al palacio de Alejandría, la nueva
pareja brindó por su amor.
Espero que este post haya sido de su agrado.
Muchas gracias.
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