Autor: Henry de Montherlant
Editorial: Noguer
Traductor:María Luisa Gefaell
Dibujo sobrecubierta: José María Prim
Páginas: 236
Categoría: Narrativa francesa
Fecha de edición: Octubre de 1964
Sinopsis: Celestino Marcilla es un anarquista que vive exiliado desde hace veinte años en París junto con su hija Pascualita. Se vio obligado a abandonar España tras la caída de Cataluña, preludio de la derrota final de la República ante las tropas de Franco en la guerra civil española. Él que había participado activamente en la contienda como capitán de milicias vive con sus recuerdos, con sus rencores, con sus amarguras. Es el antihéroe por excelencia, con gran acierto Montherlant lo comparará con don Quijote, que se aferra a su ideología como el náufrago a la tabla flotante. Pero Celestino, al contrario que el náufrago, no consigue mantenerse a flote. Y por obra y gracia de sus propias acciones, cada día está mas aislado, cada día más solo, cada día más desnortado.
Opinión personal: Debo confesar que adquirí el libro en una librería de viejo en principio por pertenecer a la misma colección que La colmena de Cela, que ya fue reseñada días atrás, por estar bien conservado y por el tema principal que trataba, el exilio. Ahora bien no conocía la obra de Montherlant, que ahora sé que es extensa y cuenta con novela, teatro, poesía ensayos, etc. Además parte de ella publicada en España y con temas españoles como ésta que reseño hoy o Los bestiarios que narra sobre el mundo de las corridas de toros. Referencia ésta última que también la encontramos en El caos y la noche, donde el autor dedica más de 20 páginas al tema. Ahora sí conozco la obra de Henry de Montherlant (1895-1972) y puedo decir que este académico francés es un autor de primer nivel. Enamorado de España y de lo español, el retrato que fotografía del exilio de posguerra desemboca en una obra culta, muy culta, de corte psicológico que disecciona todo lo que debió ser aquel destierro de la derrota en aquellos que nunca la aceptaron. Es este exilio tema principal pero no exclusivo. La muerte, el desarraigo, la ideología, la amistad, la venganza, incluso, ya lo dije, el mundo taurino, son tratados en esta novela de una u otra forma.
Don Celestino que, por qué negarlo, me va cayendo peor conforme avanza la novela, es un tipo orgulloso, egocéntrico y testarudo. Pero también es fiel a su ideología, al menos en teoría. Pero esta fidelidad lo lleva al anclaje en el pasado, a la no evolución en ninguno de los sentidos, ni político ni social. Le queda su hija Pascualina que aparece en la novela como el "clavo ardiendo" al que aferrarse, pero la chica crece y, al contrario que el padre, sí evoluciona y para desgracia del anarquista, en sentido opuesto al de su progenitor.
Y no cuento más, que ya he contado mucho. Léanla, es una gran novela que va a más conforme se avanza en su lectura. Goza de un gran personaje central y de unos secundarios también interesantes, especialmente Pascualina. Los temas son universales y atractivos. Y sobre todo el aspecto psicológico que convencido estoy no le dejará indiferente. En mi opinión una obra sobresaliente.
Espero que este artículo haya sido de su interés.
Muchas gracias.
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