Los lectores habituales de este blog saben de mi preocupación por las grandes desigualdades. En el mundo actual quizás no haya discriminación social mayor que la que divide el planeta entre "los que comen" y "los que no". Es decir, entre quienes tienen acceso a una alimentación adecuada y aquellas personas subalimentadas. Pues verán, hoy es el Día Mundial de la Alimentación, y yo necesito hablar, aunque sea brevemente, de su significado.
El Día Mundial de la Alimentación, fue establecido por los Estados Miembros de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en la reunión celebrada en noviembre de 1979. La fecha elegida fue el 16 de octubre por ser el día en que se fundó la FAO, en 1945.
Este año el lema ha sido "Alimentar al mundo, cuidar el planeta". Este lema, con matiz ecológico, ha sido elegido para promover la sensibilización sobre la agricultura familiar y los pequeños agricultores. La FAO quiere centrar la atención sobre el fundamental papel que puede jugar la agricultura familiar en la erradicación del hambre y la pobreza, la consecución de seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, la mejora de los medios de vida, la ordenación de los recursos naturales, la protección del medio ambiente y el logro del desarrollo sostenible, en particular en las zonas rurales.
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el 2014 "Año Internacional de la Agricultura Familiar".
Gran verdad dice la FAO. La agricultura familiar es fundamental para paliar el hambre. La experiencia histórica española lo corrobora. Ningún español debe ruborizarse por reconocer que la generación de posguerra pasó hambre, y mucha por cierto. Era, como digo, una situación de escasez como consecuencia del fin de un desastre mayúsculo, como fue nuestra guerra civil (1936-1939). En buena medida aquellas "hambres" se aliviaron por las pequeñas producciones de huertos familiares.
En el Día Mundial de la Alimentación la FAO está proponiendo exactamente eso, erradicar el hambre y la pobreza a través de las explotaciones agrícolas familiares.
Esperemos que los Gobiernos de los países afectados se sensibilicen del problema y ayuden a las familias a erradicar la miseria a través de las propuestas de la FAO.
Mientras que ese día no llegue, tengo que terminar esta entrada como terminé la del 16 de septiembre de 2014, hace hoy justo un mes, "805 millones de personas sufren subalimentación crónica". En aquella ocasión dije, y hoy me ratifico:
Pasan hambre 805.000.000 de personas. ¡Qué vergüenza!.
Un saludo a todos/as.
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