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sábado, 8 de noviembre de 2014

Bolsilibros (I)

El día de Halloween subí un artículo con bolsilibros de terror y ese mismo día comente un bolsilibro bélico "Heroica ambición". Esto me hizo retomar mi gran afición a la lectura de este tipo de literatura popular. Como quiera que el pasado domingo encontré en un mercadillo dominical dos bolsilibros más de terror, que los he leído en el transcurso de estos días, se me ha ocurrido hacer una serie con comentarios sobre ellos que por cierto tienen, aunque aparentemente no parezca así, un alto contenido sociológico. Así que doy comienzo a esta nueva serie con los que conseguí el domingo pasado.



 "La mansión de los mil y un horrores"
Joseph Berna

La desvencijada portada que aparece sobre estas líneas pertenece al nº350 de Selección Terror, una colección de bolsilibros editada por la Editorial Bruguera. Este en concreto tiene fecha de edición de 1979. El seudónimo de Joseph Berna (casi siempre, por no decir siempre, los autores escribían bajo seudónimo. Algunas excepciones fueron: Corín Tellado, Marcial Lafuente Estefanía y José Mallorquí) corresponde a José Luis Bernabeu López.

Argumento: Una chica de striptease recibe una generosa oferta para hacer una sesión privada en una mansión. Un fotógrafo y una modelo que regresan, y no muy contenta ella, de una sesión de fotos "picantes" tienen una avería en medio de la nada y van a pedir auxilio a la misma mansión a la que llevan a la chica de striptease. Una extraña ama de llaves les permite pasar la noche. Y a partir de ahí, el horror.....

La obra es entretenida como ella sola. Tiene momentos de humor negro y una carga terrorífica más que notable. Destacar que el aspecto erótico, a veces rondando lo explícito, está muy presente en la novela. La maestría de Joseph Berna hace que sepa usar lo erótico como nexo de unión entre la trama y la relación personal de los personajes, sin que nos parezca en ningún momento que fuerza las situaciones. Bien es cierto, que esta obra se publica en la época denominada "del destape". Tras cuarenta años de prohibiciones en todo lo relacionado con el erotismo y la pornografía, la legalización del género,  que llega a España con los aires nuevos de la democracia, hacen que los primeros años de la transición el pueblo quiera saciar los deseos del periodo de veda. Tanto a nivel de revistas, como de películas e incluso libros, se prodigan los títulos en los que el sexo es el reclamo principal. En un principio, no es la idea de estas novelas, aunque podría hablarles de las cosas que se le pasaron por alto a los censores en algunos de estos textos. Sin embargo, conforme los departamentos comerciales constatan esa máxima del marketing de que "el sexo vende", el reclamo sexual sería utilizado incluso en estas novelas de bolsillo. Llegaremos a ver en mucha de ellas la advertencia "Sólo para mayores de 18 años". Curiosamente, la novela que sigue a continuación publicada en las postrimerías del franquismo, allá por 1975 tiene un texto que para nada se apoya e el recurso de lo erótico. Comparen una portada con otra. En la obra que vamos a comentar a continuación el "gancho" sexual lo encontramos en la portada, y solo ahí.





"El horror sin nombre"
Burton Hare

Misma colección que la anterior Selección Terror, nº147. Burton Hare es José María Lliró Olivé.
Como he comentado con anterioridad, la portada nada tiene que ver con el relato. Cierto que aparecen dos chicas guapas pero en un contexto de "castidad y decencia" al uso de la moral de la época. Por cierto 1975 es la fecha de edición.

Argumento: George Brittles un acaudalado hacendado ha reunido en su mansión a un grupo de antiguos compañeros de armas que sirvieron con él en la India. Una vez reunidos todos allí, incluyendo a su prima y su mejor amiga, Brittles comunica que cree estar volviéndose loco. tras divagar un poco les dice que piensa que su mal viene de los tiempos de servicio colonial. Tuvieron que condenar a un ladrón a amputarle la mano y ahora esa "garra" se le aparece y le ataca.....

Muy original. Bien estructurada con giros sorprendentes y sorpresa final. El elemento gótico, que a mi personalmente me gusta mucho en el terror clásico, desborda el texto: mansiones señoriales, páramos británicos donde la niebla se puede cortar con un cuchillo, mayordomos "estirados", etc. Está muy bien escrita y engancha prácticamente desde el primer párrafo.

En cuanto a la carga de terror, hombre yo diría que vale para 1975, hoy en día la obra, en ese aspecto, está superada. Pero a nivel de suspense puedo afirmar que por ahí no ha pasado el tiempo. La novela te mantiene en vilo todo el tiempo. En definitiva una novela corta más de suspense que de terror que nos hará pasar un buen rato.

Y eso es todo.

Un saludo a todos/as.








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